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Vivir en Alcalá

Visitar Alcalá es una experiencia única y que tiene alicientes que van más allá de los que poseen otras localidades. La oferta que Alcalá realiza a quienes se deciden a conocerla es de lo más variada y no está limitada a un número reducido de aspectos. Aquí se conjugan diversos elementos para ofrecer un variado abanico de opciones que permiten pasar unos días inolvidables.


Existen muchas localidades que ofrecen un conjunto patrimonial. Alcalá también posee una serie de elementos que abarcan un amplio arco temporal y un interesante conjunto de estilos. Pero quien visite Alcalá encontrará también un patrimonio ambiental único, cercano y accesible. Se trata de los alrededores del río Guadaíra donde un bosque en galería pervive como joya única natural. Para completar la variedad de la oferta turística será raro que la visita a la ciudad no coincida con algún evento lúdico. Puede ser una fiesta popular; pero también puede ser un evento de carácter internacional o la celebración de algún colectivo. Todo ello con el aliciente añadido de una gastronomía que no puede pasarse por alto.

La comprensión de la rica historia de la ciudad y el disfrute de sus principales atractivos tiene como eje el río Guadaíra. El tramo que cruza la ciudad y sus alrededores inmediatos acumula un alto número de elementos dignos de conocerse. Enclavados en parajes naturales de gran belleza y asomados a sus aguas, están los molinos harineros que dieron fama la ciudad y alumbraron su industria panadera. Se trata de edificios singulares que dan forma a una tipología constructiva mixta de ingeniería hidráulica y edificio protoindustrial muy rara de encontrar en cualquier otro punto. Son más de 20, muchos de ellos restaurados recientemente. Los más antiguos son de época árabe y algunos han estado en uso más allá de la segunda mitad del siglo pasado.


En el río encontramos también el Puente Romano o el moderno Puente del Dragón. Y sobre los cerros que quedan elevados hay más historia: el Castillo con el Santuario del Águila, la ermita de San Roque o el hermoso y pintoresco Hotel Oromana. Todo ello está conectado por una red de caminos que se recorren con facilidad entre frondosa vegetación.

En el casco urbano hay más lugares para conocer: las iglesias de Santiago y San Sebastián, el convento de Santa Clara, el antiguo Hospital de la orden de San Juan de Dios, hoy Ayuntamiento; la Casa del Pósito o el interesante legado arquitectónico de estilo regionalista del primer tercio del siglo XX.

Todo ello está siempre al alcance del visitante. Pero si, además, acude a alguna de las fiestas del municipio disfrutará de más alicientes. El calendario rebosa de vida. En enero son las cabalgatas de reyes. Febrero es el mes del Carnaval. Entre marzo y abril se celebra la Semana Santa. Mayo se llena de procesiones; se celebra la Feria de Muestras y culmina con la Feria que se adentra en junio. Julio es el mes de los festivales de verano, que tienen el Castillo como singular marco. Agosto es el mes de la Virgen del Águila. Septiembre el del patrón San Mateo. Octubre y noviembre son meses cargados de eventos culturales. Y la Navidad llena diciembre de actividades y de la música de los coros de campanilleros.

No son las únicas actividades. A lo largo del año también hay ciclos culturales, grandes eventos deportivos o concentraciones de aficionados a diversas disciplinas.


Para acoger a sus visitantes, la ciudad dispone de una oferta hotelera amplia, variada y creciente. Las plazas de alojamiento de Alcalá incluyen uno de los hoteles más lujosos de España, junto a establecimientos cargados de encanto o a otros que destacan por su funcionalidad. La creciente demanda hace que en la actualidad estén en marcha varios proyectos para crear nuevos hoteles.

Todo ello hace que Alcalá sea un buen destino para un amplio número de opciones. Desde alternar la visita de trabajo con momentos de ocio y con la posibilidad de conocer nuevos atractivos, hasta descansar durante unos días en un ambiente relajante o emplear Alcalá como base de operaciones para conocer las ciudades del entorno.

Alcalá ha sido siempre ciudad de acogida y destino en el que buscar un espacio de tranquilidad para los vecinos de Sevilla. Muchos de ellos veraneaban en Alcalá atraídos por las bondades de su clima y la belleza de sus paisajes.


Además de una parte de su idiosincrasia, el turismo es para Alcalá una de las claves de su futuro. Basándose en éste, se desarrolla buena parte de la planificación de la localidad, con la creación de infraestructuras que suman alicientes a la visita a la vez que aumenten el nivel de servicios y de posibilidades de ocio de los propios alcalareños y de los ciudadanos del área metropolitana.

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